Karl Poper ante el existencialismo de la razón

Desde hace algunos meses me encontraba caminando con mi soledad por las calles de Guayaquil, y me di cuenta que en realidad no conocía a nadie (o no me conocían a mi), más de lo que podrían hablar los libros que siempre cargo conmigo. Ellos son mis viejas amistades, mis eternos cómplices y mis continuas incitaciones. Como no tenía con quien más conversar, he pasado largas horas con ellos hablando sobre grandes temas humanos. Me han enseñado a redactar mi existencia en todas sus etapas.
Ya son seis siglos de experiencia “racionalista”, que nos obligan a meditar sobre las consecuencias y limitaciones del uso del intelecto. Nos han llevado a las eternas plagas humanas que son las crisis. Nos ha llevado tambien al avance de los conocimientos, al desarrollo de la sociedad, y en la búsqueda del perfeccionamiento de los humanos.
Hoy quiero comentar sobre el pensamiento del maestro Popper, los que se ven reflejados en sus escritos "El Yo y el cerebro" (1977) y "Emancipación a través del conocimiento" (1961). El propone defender la razón como instrumento de la liberación de los humanos. ¿Oué le lleva a pensar que la humanidad va por buen camino?
No quiero sonar existencialista con tinte extremista. Para mi la razón es un tanto liberadora y un tanto condenatoria. Pero aquí debo marcar una diferencia que suele confundirse entre tener inteligencia personal y tener facultad de razonar. ¿Qué es ser inteligente? Existen varios tipos de inteligencia, pero en específico me refiero a la del individuo que utiliza características como la rapidez, agilidad y visión, las que constituyen una necesidad para sobrevivir en este mundo. La facultad de razonar en cambio, es una interiorización de nuestros pensamientos que resulta del diálogo critico. Normalmente nace de la conversación que tenemos con otras personas. Popper en uno de sus escritos alude de soberbia la creencia de que un individuo pueda pensar que él razona y los demás no. Para "razonar" se necesita de los demás. La gente inteligente puede ser muy poco razonable; pueden aferrarse a sus prejuicios y no esperar que nada valga la pena de los demás.
Encuentro la paz al tener conciencia de mis limitaciones, en descubrir que después de todo mi razón a veces me confunde con malas jugadas, como en ocasiones resulta mi único instrumento de supervivencia.